martes, 18 de mayo de 2010

EL MERCANTILISMO

La literatura económica mercantilista abundo durante los siglos XVI Y XVII. Sus autores perseguían finalidades prácticas mediante consejos útiles a los gobernantes sobre el tema de cómo enriquecer al Estado.
El mercantilismo estableció, como principio fundamental de la vida económica, la obtención de oro y plata para la acuñación de moneda, en la creencia de que cuanto más dinero acumulase un país, mas rico seria. Los bullonistas (metalistas) españoles y los cameralista alemanes (de Kamera, palabra que designa el lugar donde se custodian los fondos públicos) consideraban la acumulación de dinero como la principal fuente de enriquecimiento del Estado. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de la influencia de la cantidad de dinero sobre la formación de los precios, y así algunos economistas llegaron a formular la teoría cuantitativa del dinero. La política de los Estados debía orientarse hacia una balanza comercial positiva destinada a promover la entrada de metales preciosos y dificultar su salida. El concepto de balanza comercial (exportaciones menos importaciones) adquirió una importancia fundamental en la política económica. Los mercantilistas consideraron progresivamente el dinero no como la esencia ultima de la riqueza, sino como un medio mas para incrementarla. Para ellos, el mejor procedimiento para alcanzar una balanza de comercio favorable consistía en el progreso de la industria y del comercio. Así, se plantearon la cuestión del crecimiento económico y la dinámica a largo plazo. Había que fomentar la creación de manufacturas y la concesión de monopolios para potenciar la industria nacional, evitando así la importancia de productos extranjeros. Respecto al comercio, consideraban esencial un riguroso proteccionismo aduanero. Los mercantilistas consideraban necesario un severo intervencionismo del Estado en la actividad económica. En una época en que la iniciativa privada era todavía escasa, como consecuencia de la relativa debilidad de la naciente burguesía (con excepción de Inglaterra y de los Países Bajos), una parte importante del impulso económico debía recaer en el propio Estado, que era el que debía tomar a su cargo la creación y desarrollo de las explotaciones económicas (las manufacturas reales de España y Francia, por ejemplo). La política económica de corte mercantilista alcanzo su cenit durante el reinado de Luis XIV en Francia, promovida por su ministro Jean-Baptiste Colbert (1619-1683), que abolió los peajes interiores, prohibió la importancia de numerosos productos y la exportación de materias primas, favoreció el desarrollo de la industria nacional, construyo caminos, canales y, en general, auspicio una sensible mejora en las comunicaciones promoviendo la explotación colonial y la marina mercante. Para llevar a buen termino dicha política, reformo la administración publica con una serie de reglamentaciones muy estrictas, centralizándola y modemizandola.

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